Ángel Ortega abre la puerta que franquea la entrada al piso prinicipal del palacio. / Justo Rodríguez
Frente a la catedral de Calahorra se alza un edificio imponente, sobrio y majestuoso, con recios muros de piedra sillar y amplias balconadas que se asoman a la plaza del cardenal Cascajares. Antes de que las diócesis españolas quedaran más o menos ajustadas a la realidad provincial o incluso comarcal del país, el obispado de Calahorra y La Calz
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